En Cartas del Obispo, Obispo de Huesca

Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.

En la fiesta de la Presentación del Señor celebramos la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, y este año lo hacemos con el lema “Caminando juntos”.
Las personas consagradas caminan con nosotros en todas las vertientes de la vida y la misión de la Iglesia. Agradecemos, de un modo especial, la oración, el silencio, el trabajo y el testimonio de las religiosas contemplativas, cuyas comunidades son lugares de encuentro, espacios de convivencia y focos de conciencia misionera.
“Caminar juntos en la misión supone descubrir “la dulce y confortadora alegría de la evangelización” (EN, n. 80) y experimentar simultáneamente la alegría de creer y el gozo de comunicar el Evangelio” (Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, Presentación).
Apreciamos la colaboración de las personas consagradas en las actividades de evangelización: primer anuncio, catequesis de iniciación cristiana, acompañamiento de procesos de preparación para el matrimonio, catequesis de adultos, etc.
Expresamos la gratitud de toda la Diócesis por la labor de los consagrados en la formación y el cuidado de las celebraciones litúrgicas, expresión de la comunitaria fe gozosa. Les damos las gracias por su tarea en la oración y promoción de las vocaciones de especial dedicación.
Destaca la presencia de las personas consagradas en el ámbito socio-caritativo: diversas formas de voluntariado, seguimiento de los más vulnerables, cercanía y continuo esmero para acoger con respeto, acompañar desde el reconocimiento de la dignidad y animar procesos de crecimiento y rehabilitación.
En la pastoral de la salud, la experiencia dilatada en el tiempo y la generosa entrega acreditada en tantas instituciones, nos animan a manifestar un profundo agradecimiento por su estilo de vida y su esfuerzo que dejan profunda huella en nuestra historia.
Las personas consagradas han tenido una amplia preparación personal y dedican tiempo y recursos a su formación permanente. Colaboran en actividades académicas, en el continuo servicio docente y administrativo, en la diligente atención al teléfono dentro de sus comunidades, en las horas dedicadas a la amable acogida en las porterías, y un inmenso elenco de eficaces e indispensables responsabilidades.
Por muchas razones, estamos llamados a “caminar juntos en la comunión”. En la Iglesia y en el mundo, los consagrados han recibido una peculiar llamada a ser “expertos en comunión”.
A todos las personas que habéis abrazado la vocación de especial consagración, os damos las gracias de corazón por vuestra vida y vuestro testimonio. Deseamos que el Señor renueve cada día en vosotros la respuesta gozosa a su amor gratuito y fiel.

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

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