Quiero dedicar una de mis cartas semanales a invitaros a leer la primera exhortación apostólica escrita por el papa León XIV. Una exhortación apostólica es un documento de alto valor magisterial, en la que el papa desarrolla un tema que le parece prioritario. Y ésta es la primera que escribe, a los pocos meses de empezar su ministerio como obispo de Roma. Cuando el papa Francisco publicó la “Evangelii Gaudium” todos sabíamos que era un documento destinado a “marcar dirección”, y así fue. Creo que “Dilexi te” tiene el mismo valor; el papa León XIV nos está diciendo que “el amor a Cristo y el amor a los pobres es el mismo amor”.
Os invito a leer el documento, a compartirlo, a pensarlo, a orarlo. Es un documento importante para todos los grupos, colegios, instituciones y parroquias de nuestra diócesis. Debemos trabajarlo y sacarle todo el jugo que podamos. Y será un “jugo de Evangelio”, que nos hará mucho bien. Seguro que también nos complica la vida, ¡bendito sea Dios si es así!
Os comparto una íntima convicción. Ser cristiano consiste en vivir, a lo largo de los años que Dios nos conceda, un proceso de progresiva identificación con Cristo. Esto es ser cristiano: identificarnos poco a poco con Jesús. ¿Cómo podemos hacer esto? Hay un camino certero: para identificarnos con Cristo, lo que debemos hacer es identificarnos con quienes Él se identifica. Y Él se identifica con los pobres: “tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y de diste de beber, fui forastero y me acogisteis…” (Mt 25, 35-37). Este es el camino del cristiano, y el papa León nos lo propone con claridad y fuerza.
La exhortación es profundamente pedagógica. Arranca con el punto central, que no es otro que la conexión entre la fe en Cristo y el amor a los pobres, y nos recuerda que la erradicación de la pobreza, removiendo sus causas, pertenece a la misión de la Iglesia, al “núcleo incandescente de la misión eclesial”. Nos recuerda toda la reflexión bíblica sobre el tema y luego nos regala una preciosa visión de la historia del esfuerzo de la Iglesia por llevar adelante el mandato del Señor de amar a los pobres. León XIV nos presenta los santos padres, la vida monástica, la liberación de los cautivos, la educación de los pobres, la dedicación a los migrantes, la cercanía a los últimos, los movimientos populares, los grandes testigos del amor a los pobres, muchas de las intervenciones de los últimos papas y del Concilio Vaticano II. Una historia apasionante que pide, yo diría que exige, ser continuada y potenciada por quienes hoy, hombres y mujeres, formamos la Iglesia y esperamos, comprometidos, en el Reino de Dios.
Ojalá podáis leer y trabajar el documento. Os dejo, para el final, una joya, el párrafo 120 de la exhortación, prácticamente la conclusión: “El amor cristiano supera cualquier barrera, acerca a los lejanos, reúne a los extraños, familiariza a los enemigos, atraviesa abismos humanamente insuperables, penetra en los rincones más ocultos de la sociedad. Por su naturaleza, el amor cristiano es profético, hace milagros, no tiene límites: es para lo imposible. El amor es ante todo un modo de concebir la vida, un modo de vivirla. Pues bien, una Iglesia que no pone límites al amor, que no conoce enemigos a los que combatir, sino sólo hombres y mujeres a los que amar, es la Iglesia que el mundo necesita hoy”.
Gracias por vuestra ayuda y que Dios os bendiga.










