Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
Los seglares, las personas consagradas y los sacerdotes, como testigos del Evangelio, desarrollamos una tarea conjunta que, según la “Memoria anual de actividades 2020” de la Iglesia Católica en España, se desarrolla en tres grandes ámbitos:
1) Palabra (anuncio de la fe): actividad pastoral, actividad evangelizadora, actividad educativa y actividad cultural.
2) Liturgia (celebración de la fe): actividad celebrativa y actividad pastoral.
3) Caridad (vivencia de la fe): actividad caritativa y asistencial.
Son muchas las iniciativas que se llevan a cabo con la ayuda de un gran número de personas: la actividad evangelizadora; la cooperación misionera; la labor educativa y las iniciativas de formación; la actividad cultural; el mantenimiento y difusión del patrimonio histórico, artístico, documental y monumental; la vitalidad de las cofradías; las celebraciones de los sacramentos; la participación en romerías, peregrinaciones y fiestas religiosas; el cuidado de los templos, ermitas y santuarios; la pastoral de la salud; el trabajo en centros sociales y asistenciales; la actividad asistencial desarrollada durante la pandemia; el esfuerzo por mitigar la pobreza; la promoción del trabajo; la atención a inmigrantes; la defensa de la vida y de la familia; el acompañamiento de menores y jóvenes; la promoción de la mujer; la atención a los ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad, etc.
Ser y sentirnos Iglesia en camino robustece los vínculos de fraternidad e impulsa a establecer lazos de amistad social y a construir puentes de ayuda recíproca.
Somos una porción del Pueblo de Dios que camina en unas concretas coordenadas de tiempo y espacio. Somos, fundamentalmente, una familia en la que no hay excluidos ni descartados.
La Iglesia Diocesana es una realidad que aprecia su pasado con gratitud, que vive su presente con pasión y que contempla su futuro con esperanza. Convencida de que es posible vivir en clave cristiana todos los acontecimientos, despliega las velas de la nave que se siente orientada por el Espíritu Santo.
Para ser, vivir, anunciar, celebrar y ayudar como Iglesia peregrina, se necesitan recursos económicos que se han de conseguir con paciencia y que se han de administrar con prudencia, transparencia y equilibrio. Los recursos son limitados y las necesidades son crecientes. Los recursos son compartidos con los más vulnerables ahora que las situaciones se vuelven apremiantes. Los recursos son consecuencia de la generosidad de muchas personas capaces de compartir lo que tienen, lo que son, lo que saben y lo que pueden.
A todos: ¡muchas gracias!
Seguimos contando con vuestra ayuda, vuestra entrega y vuestra generosidad.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.