+Vicente Jiménez Zamora
Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca
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El domingo 20 de octubre celebramos el DOMUND, en comunión con toda la Iglesia, para vivir la dimensión universal de nuestra fe. Es una Jornada para invitar a las comunidades parroquiales y cristianas de nuestras Diócesis de Huesca y de Jaca a participar en las actividades de información, formación y cooperación misionera, organizadas por nuestras Delegaciones Episcopal de Misiones y Obras Misionales Pontificias. En este domingo especialmente estamos llamados a promover una corriente fraterna y solidaria de oración y colaboración económica para satisfacer las necesidades de los misioneros y de las misiones, a través de la colecta en favor de las Obras Misionales Pontificias.
El lema de este año es: “Id e invitad a todos al banquete”. Está inspirado en la parábola del banquete de bodas. La misión es un “ir” incansable para invitar al mundo entero al banquete de la fraternidad, de la Eucaristía, de la reunión final con el Señor; es una invitación hecha al estilo de Cristo -con ternura, caridad y cercanía-, que es quien nos envía y al cual anunciamos.
La Jornada Mundial de las Misiones pone de relieve hoy precisamente una voz, un llamamiento urgente: es la voz de los pueblos que piden luz, verdad y gracia; es la voz de los mensajeros del Evangelio que piden ayuda y sustento; son voces de hijos que se elevan al Padre común.
Junto con la oración para que Dios suscite muchas y fieles vocaciones para la misión, es urgente considerar que la cooperación económica con las necesidades pastorales de la Iglesia universal es absolutamente necesaria. La contribución económica personal es el signo de una oblación de sí mismos, en primer lugar al Señor y luego a los hermanos, porque la propia ofrenda material se convierte en un instrumento de evangelización de la humanidad que se construye sobre el amor.
Es la hora de que nuestras Diócesis de Huesca y de Jaca renueven e impulsen el compromiso misionero, avalado y sostenido por el testimonio admirable de los misioneros, que nos han precedido y los que ahora viven y trabajan entre las gentes de todos los pueblos del mundo. Para todos ellos nuestro recuerdo, agradecimiento y oración. Finalmente, expreso mi gratitud sincera a los Delegados Diocesanos de Misiones y Obras Misionales Pontificias y a todo el equipo de colaboradores.