En Cartas del Administrador Apostólico

+Vicente Jiménez Zamora

Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca

Escucha la carta pastoral AQUÍ.

En el itinerario de la Cuaresma hacia la Pascua ocupa un lugar importante la proclamación del Evangelio de la reconciliación, la llamada a la conversión y la celebración fructuosa del sacramento de la Penitencia. El camino cuaresmal se abre con el gesto significativo de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas y con las palabras con las que Jesús inauguró la predicación del Reino: “Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15).

Consciente de que la penitencia y la reconciliación están en el corazón del Evangelio, de la misión de la Iglesia y de que una buena práctica del sacramento de la Penitencia es signo de renovación y vitalidad de nuestras vidas y de nuestras comunidades cristianas, escribo esta carta pastoral, orientada fundamentalmente a afirmar la fe y recomendar la práctica del sacramento de la Penitencia y a formar bien la conciencia moral.

Sacramento de la Penitencia. Ojalá que juntos comprendamos, con la mente y el corazón, el misterio del sacramento de la Penitencia, en el que experimentamos la alegría del encuentro con Dios, que nos otorga su perdón a través el sacerdote en la Iglesia, crea en nosotros un corazón y un espíritu nuevos, para que podamos vivir una existencia reconciliada con Dios, con nosotros mismos y con los demás, llegando a ser capaces de pedir perdón, perdonar y amar.

Un camino para la renovación de la pastoral del sacramento de la Penitencia es realizar una catequesis íntegra y clara, sin ambigüedades, sobre este sacramento, según la doctrina de la Iglesia, que recoge el Catecismo de la Iglesia Católica (cfr. CEC, 1422-1498).

Formación de la conciencia moral. Asimismo hay que formar bien la conciencia moral y recuperar el sentido auténtico del pecado. En nuestra época, a causa de múltiples factores, está oscurecida la conciencia moral de muchas personas. El mismo Papa san Juan Pablo II escribía en la Exhortación apostólica Reconciliación y Penitencia: “¿Tenemos una idea justa de la conciencia? ¿No vive el hombre contemporáneo bajo la amenaza de un eclipse de la conciencia, de una deformación de la conciencia, de un entorpecimiento o de una ‘anestesia’ de la conciencia?” (n. 18).

En la situación actual de pérdida del sentido del pecado, es necesario que sacerdotes, padres, catequistas, educadores y profesores de Religión formen bien a los fieles cristianos en el auténtico sentido religioso del pecado como ruptura consciente, voluntaria y libre de la relación con Dios, con la Iglesia, con nosotros mismos, con los demás y con la creación (cfr. Concilio Vaticano II, GS 13).

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