En Cartas del Obispo, Obispo de Huesca

Queridos hermanos en el Señor:

Os deseo gracia y paz.

En la quinta edición de la Jornada Mundial de los Pobres reflexionamos sobre algunos puntos del mensaje escrito por el Papa Francisco:

1) El rostro de Dios que Jesús revela “es el de un Padre para los pobres y cercano a los pobres. Toda la obra de Jesús afirma que la pobreza (es) un signo concreto de su presencia entre nosotros. (…) lo reconocemos en la vida de los pobres, en su sufrimiento e indigencia, en las condiciones a veces inhumanas en las que se ven obligados a vivir” (nº 2).

2) Es necesario dejarnos evangelizar por los pobres. “La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos” (nº 2).

3) “Jesús no sólo está de parte de los pobres, sino que comparte con ellos la misma suerte. (…) Los pobres no son personas «externas» a la comunidad, sino hermanos y hermanas” (nº 3).

4) “El Evangelio de Cristo impulsa a estar especialmente atentos a los pobres y pide reconocer las múltiples y demasiadas formas de desorden moral y social que generan siempre nuevas formas de pobreza” (nº 5).

5) San Juan Crisóstomo escribió: “El pobre sólo tiene una defensa: su pobreza y la condición de necesidad en la que se encuentra. No le pidas nada más; pero aunque fuese el hombre más malvado del mundo, si le falta el alimento necesario, librémosle del hambre. […] El hombre misericordioso es un puerto para quien está en necesidad: el puerto acoge y libera del peligro a todos los náufragos; sean ellos malvados, buenos, o sean como sean aquellos que se encuentren en peligro, el puerto los protege dentro de su bahía” (nº 8).

6) Es necesario salir al encuentro de los pobres, allí donde estén. “No podemos esperar a que llamen a nuestra puerta, es urgente que vayamos nosotros a encontrarlos en sus casas, en los hospitales y en las residencias asistenciales, en las calles y en los rincones oscuros donde a veces se esconden, en los centros de refugio y acogida… Es importante entender cómo se sienten, qué perciben y qué deseos tienen en el corazón” (nº 9).

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

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