La III Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores tiene como lema: “Su misericordia se extiende de generación en generación” (Lc 1,50), tomado del “Magníficat” que canta la joven Virgen María en su encuentro con su pariente anciana Isabel.
En su “Mensaje”, el Papa Francisco afirma: “La Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores quiere ser un pequeño y delicado signo de esperanza para ellos y para toda la Iglesia”. Y nos invita a celebrar esta Jornada “poniendo en el centro la alegría desbordante de un renovado encuentro entre jóvenes y ancianos”.
El Papa nos dice: “El Señor espera que los jóvenes, al encontrarse con los ancianos, acojan la llamada a custodiar la memoria y reconozcan, gracias a ellos, el don de pertenecer a una historia más grande”.
Y desarrolla la doble perspectiva del encuentro: “La amistad con una persona anciana ayuda al joven a no reducir la vida al presente y a recordar que no todo depende de sus capacidades”. Por otro lado: “Para los más ancianos, en cambio, la presencia de un joven les da esperanza de que todo lo que han vivido no se perderá y que sus sueños pueden realizarse”.
Desde esta situación, “la visita de María a Isabel y la conciencia de que la misericordia del Señor se transmite de una generación a la otra revelan que no podemos avanzar -y mucho menos salvarnos- solos y que la intervención de Dios se manifiesta siempre en el conjunto, en la historia de un pueblo”.
“En el encuentro entre María e Isabel, entre jóvenes y ancianos, Dios nos da su futuro. El camino de María y la acogida de Isabel abren las puertas a la manifestación de la salvación. A través de su abrazo, la misericordia de Dios irrumpe con una gozosa mansedumbre en la historia humana”.
El Santo Padre propone: “invito además a pasar de la imaginación a la realización de un gesto concreto para abrazar a los abuelos y a los ancianos. No los dejemos solos, su presencia en las familias y en las comunidades es valiosa, nos da la conciencia de compartir la misma herencia y de formar parte de un pueblo en el que se conservan las raíces. Sí, son los ancianos quienes nos transmiten la pertenencia al Pueblo santo de Dios”.
A los jóvenes que se preparan para la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, el Papa les dice: “antes de ponerse en camino vayan a encontrar a sus abuelos, hagan una visita a un anciano que esté solo. Su oración los protegerá y llevarán en el corazón la bendición de ese encuentro”.
Y a los mayores, les recomienda: “A ustedes ancianos les pido que acompañen con la oración a los jóvenes que van a celebrar la JMJ”.